Ayer 16 de abril tuvimos la fortuna de acompañar al maestro pintor muralista y humano José Hernández Delgadillo. Qué maravilla verse envuelto en su pintura y en sus imágenes. En su vida y en su historia de lucha y de conciencia social.
Pintor para muchos desconocido y para otros olvidado pero para nosotros VIVO más VIVO. Su palabra compartida por su compañera Beatriz Zamora y por sus hijos Beatriz Hernández y Francisco Hernández.
Noche de recuerdos creativos, de poesía, de lucha social, de crítica humana.
El poeta Leopoldo Ayala trajo a la memoria el trabajo y el compromiso del pintor con la gente y con la obra.
Escuchamos, recordamos, Tanya y yo cuado vivimos en la casa-estudio de Hernández Delgadillo en el medioajusco. Casa en forma circular, de ladrillo rojo, con su espíritu entre sus dibujos, libros, pinturas que ahí aguardan el ser visitadas nuevamente por inquietos artistas que no les hayan matado ya su espíritu.
Sus cosas que demostraban el trabajo siempre fiel a la lucha social y al arte.
Varias visiones, varias palabras dijo el maestro Delgadillo, me quedé con: el artista no debe de caer en el juego de las instituciones, el artista no debe competir con otros artistas. Nunca hay que dejar la autocrítica.
Muralista genial. Un pintor de visión profunda. Colores vivos como sus sueños.
Qué belleza en la lucha social contar con la pintura de José Hernández Delgadillo, pocos artistas mexicanos han logrado acompañar al fuego en el arte sin quemarse. Sus cuadros son como cometas llenos de buenos augurios.
Su Prometeo nos volvió a traer el fuego del conocimiento. Nos muestra y nos invita a ser inteligentes y sensibles.
La noche de ayer para Tanya y para mí se abrió otra vez el camino. No has muerto camarada. No has muerto camarada. Ahí en las paredes del salón de la plástica mexicana laten varios corazones en forma de pinturas. Vayan y escuchen esos cuadros. Sean parte de un pintor verdadero y profundo. La compañía es necesaria y el tiempo se encarga, afortunadamente de quitar toda basura falsamente artística y hacer que lo real, lo que está creado con verdadero espíritu humano salga y nos muestre que sí es posible vivir con dignidad y ser un artista y dedicar la vida a la creación del arte y a la creación de uno mismo.
Vayan a ver y a acompañar a la pintura de José Hernández Delgadillo.
El sentido es crecer y ser y ese sentido se encuentra en esos cuadros.
Salón de la plástica mexicana
Colima no.169
Col. Roma norte
Gracias a la Fundación José Hernández Delgadillo por la invitación y a Alberto Cerritos.
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