viernes, 23 de marzo de 2012
John Ashbery/ Visto por José Antonio Ramírez
VIERNES, SEPTIEMBRE 03, 2004
La inquietante poesía de John Ashbery
Mi último descubrimiento en poesía es también mi última admiración: John Ashbery, cuyo nombre me había sonado alguna vez, pero al que no había prestado atención. En el "Babelia" del pasado día 17 de abril, su foto venía en portada, y dentro, una entrevista con él por Eduardo Lago, una reseña breve de él mismo, y la reseña de dos libros que acaban de salir por Marta Pessarrodona: Pirografía y Una ola, en Visor y Lumen, respectivamente. También se nos ofrece un inédito, dentro de la galería de Babel, "Gente interesante de Terranova"( 2003), en donde se pone de manifiesto su prosaísmo, esa llaneza que a más de uno puede extrañar, si se está acostumbrado a cierto lirismo. En la página 4 hay un puñado de enlaces a sitios de la Red en donde se puede encontrar material sobre él y otros poetas norteamericanos. O sea, como introducción, más no se puede pedir..., bueno, no es un monográfico de la revista "Quimera", pero...
La entrevista es muy buena pues en ella salen cosas sobre su forma de trabajar, pero también sobre su carácter: su simpatía, su sentido del humor, su capacidad para explicar su propia poesía, de la mejor manera posible. En resumen, su poesía se caracteriza por la fragmentación (algo muy posmoderno), su falta de lógica--pero no por una sintaxis rota, jejeje, él mismo se defiende de esta acusación--, su musicalidad en el sentido de que intenta expresar verbalmente algo que sólo se puede comunicar de forma no verbal, como hace la música--y él reconoce intensa afinidad con compositores como Cage o Carter--. Se le cita a Cage en El silencio:
No tengo nada que decir y lo estoy diciendo y eso es poesía
y esto mismo es la mejor definición de su manera de trabajar: y como su admirado Elliott Carter, el nonagenario, sigue al pie del cañón (aunque él sólo tiene 77 años), ya que, dice, la misión del poeta es escribir poesía.
Ashbery gusta mucho de las frases hechas, de los tópicos, dice que esto le sirve para hacer su poesía más democrática--A. está en la corriente del pionero Whitman, pues gusta de hablar de todo, y no obstante, ha sido tachado a veces de minoritario, de que su poesía es altiva--. También su gusto por el collage, la acumulación y el misterio --lecturas de Jacob Böhme y otros místicos-- entronca con el surrealismo y la vanguardia artística del panorama neoyorquino, de hecho estuvo en contacto con Frank O' Hara y otros, pero él no es tan visual, es más sonoro... De alguna forma, Ashbery le tiende la mano a Auden en su gusto por lo simple, lo hermoso y lo mágico, en su diálogo con la tradición y en su mantenerse en el presente en lugar de escapar hacia territorios, éstos sí, altivos y elitistas. Dice Eduardo Lago:
Ashbery era un perfecto desconocido cuando en 1956 cayó en manos de W. H. Auden el manuscrito de Unos árboles. Inmediatamente, decidió publicarlo. "¿Es posible escribir poesía hoy?", se pregunta el poeta inglés en el prólogo. Recordando que sólo es merecedor del título de poeta quien sepa regresar a las regiones de lo sagrado, le da la bienvenida al nuevo autor, precisando: "De Rimbaud a Ashbery la imaginación sigue aferrada a los valores de lo mágico". Enigmático, multidimensional, abierto a los caprichos del azar, el hacer poético de Ashbery se nutre de dos fuentes. Por un parte, la tradición anglosajona, en un arco que va de Wordsworth a Auden, y entronca con el legado del romanticismo norteamericano, incorporando esta vez desde Whitman hasta Wallace Stevens. Por otra, la propuesta de la vanguardia, tanto artística (Pollock, Rothko) como musical (Carter, Cage). A modo de puente, una vía que integra el legado de Francia, del simbolismo al surrealismo. Con el revolucionario Autorretrato en un espejo convexo (1975), lo que puso patas arriba el apacible y recluido reino de la poesía. Además de acaparar la triple corona de los premios más importantes de su país: el Nacional, el de la Crítica y el Pulitzer, Ashbery logró despertar el interés del gran público. A propósito de este libro, Paul Auster escribió: "Pocos poetas poseen hoy día su misteriosa habilidad para socavar nuestras certidumbres, para articular tan plenamente las zonas más ambiguas de nuestra conciencia".
Como ya está bien de tanta teoría y tanto prólogo, pongo unos versos que pueden dar una idea de cómo es su obra. Es una de las citas iniciales de El catalejo lacado de Philip Pullman:
Unos sutiles vahos escapan de lo que hicieren los vivos.
La noche es fría, delicada y llena de ángeles
que golpean a los vivos. Las fábricas están iluminadas,
el carrillón suena en lo alto.
Por fin estamos juntos, aunque lejos uno de otro.
(de The Ecclesiast)
Este último verso está muy bien escogido por el novelista inglés, pues el lector comprobará que va como anillo al dedo para describir la situación de los jóvenes protagonistas al final de la obra y de la trilogía. Estar juntos, pero lejos..., eso es algo que yo también sé bien: el amor es misterioso si hay una distancia que separa a los amantes, aunque en estos tiempos la tecnología ayuda bastante a limar ese abismo físico... Ya no en diferentes mundos, en regiones por las que una ventana pone en comunicación a los que no pueden dejar de pensar el uno en el otro. Esa parte final de la novela de P. desde luego está inspirada en versos e incluso diría que la obra entera de Ashbery, el poeta de la sugerencia, la magia, el toque efectivo, la descripción exacta. Sin esto, ¿qué puede decirse que valga la pena, que haga sentido? Lo que cuenta es el sentimiento, el goce estético, no "entender". En el amor, es algo que viene, pero que no podemos comprender. Como el roce del ala del ángel, y el diálogo en ese banco del Jardín Botánico, sólo una hora al año, pero que puede ser suficientemente intenso; o el encuentro dentro de un año, en esa misma estación, que se prometen los enamorados de Antes de amanecer, el film de Richard Linklater.
Líneas del desierto
What Is Poetry
John Ashbery
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The medieval town, with frieze
Of boy scouts from Nagoya? The snow
That came when we wanted it to snow?
Beautiful images? Trying to avoid
Ideas, as in this poem? But we
Go back to them as to a wife, leaving
The mistress we desire? Now they
Will have to believe it
As we believed it. In school
All the thought got combed out:
What was left was like a field.
Shut your eyes, and you can feel it for miles around.
Now open them on a thin vertical path.
It might give us--what?--some flowers soon?
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Leyendo algunos de sus poemas en la Red, uno se da cuenta enseguida de esa lógica lúgubre (Lautréamont) que es marca de la casa, esa dificultad para entender lo que nos dice Ashbery, que en muchos momentos es decididamente hermético, aunque luego diga lo contrario... Hay tal acumulación de elementos, y colocados de tal forma, que es imposible deslizarse por las resbaladizas líneas, y es como en esos cuartetos de Carter, sobre todo el primero, con el desierto en donde lo compuso al fondo, en donde cada instrumento lleva su parte de forma independiente, cada uno conversa consigo mismo en una suerte de monólogo-con-otro, que es también la sensación que presta Ashbery, el Encantador. Cuando acaba el discurso, sin embargo, queda una sensación fuerte de algo áspero que nos roza e incluso nos provoca una desazón extraña, porque se abrió una zona más oscura allá en la parte de atrás... Como Carter, con sus melodías extrañas y sus homenajes a todo el mundo del pasado, Ashbery sostiene un fragmento, un recuerdo fugaz, y nos lo coloca en la línea, como si formara parte del mismo universo, cuando en realidad ha estallado en otro sueño, en una primavera distinta.
***
At North Farm
Somewhere someone is traveling furiously toward you,
At incredible speed, traveling day and night,
Through blizzards and desert heat, across torrents, through narrow passes.
But will he know where to find you,
Recognize you when he sees you,
Give you the thing he has for you?
Hardly anything grows here,
Yet the granaries are bursting with meal,
The sacks of meal piled to the rafters.
The streams run with sweetness, fattening fish;
Birds darken the sky. Is it enough
That the dish of milk is set out at night,
That we think of him sometimes,
Sometimes and always, with mixed feelings?
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John Ashbery
Este magnífico poema aparece al comienzo de la antología Una ola.
Sigo pensando que en poesía como ésta reside el secreto de la fascinación que la poesía ejerce--sobre mí--. Y le doy la razón también a Brodsky, cuando habla de tres clases de críticos, los ignorantes, los conchabados con alguna editorial o grupo de intereses, y los que crean con sus reseñas o artículos, al punto de que bastaría leer ese escrito en vez del libro, jeje... En esta última categoría entra el propio B., Andrés Ibáñez y Juan Francisco Ferré, todos ellos creadores, poetas, a su manera...
La obra que lo dio a conocer, Autorretrato... también está en Visor, y Diagrama del flujo en Cátedra, 1994. Leed y disfrutad: es sólo un sentimiento.
Juan Antonio Ramírez
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