Dos
amigos ermitaños se encuentran de un milenio al otro
(Nono
de Panópolis siendo egipcio también es griego y todavía conoció
parte de Asia menor. Sus dos grandes obras, las que llegaron a
nosotros, son variantes de otras obras, de ideas de otros autores,
Homero y San Juan. Marco Fonz para ser mexicano (me consta su
preocupación por la aparente inexistencia de una poética mexicana)
se comparte con Latinoamérica, ahora vive en Ecuador. Y no es la
única vez en su vida que se ha repatriado. Esto para hablar de sus
similitudes.)
(En
este libro un Nono expectante (que también es nueve, que también es
ermitaño, que también es abuelo, qué también es egipcio, griego,
católico copto) se nutre del mundo, de la obra de otros, de él
mismo para ser parte del tránsito
del gozo/entre dios y hombre.
Dispuesto a curtirse para dar su paso hacia el vórtice.
Marco,
para enfrentarse a la parte de vacío que le tocó, funde la luz de
su faro con la de otros eremitas: si algo le gusta es leer, luego el
diálogo con sus textos. La crítica consciente después de la
inconsciente; después de saborear los sueños, calibrarlos. Sabe
bien que nada es nuevo, que todo ya estuvo aquí. El sol también se
ha repetido pero nosotros no podemos ni siquiera comprobar que las
montañas antes fueron éter.
¿Entonces
qué queda? Tomar las partes que podamos comer las que gustan y las
que no. Así la poética de las variaciones. Que al admitir la
paráfrasis ratifica el diálogo.)
(Hombre,
si me escuchas allá afuera
sigue
el curso del clima
y
come la carne cruda del poema.)
(¿Por
qué este poema parece un hombre? Porque vive y dialoga; también
llegará a morir. Puede ser uno de esos focos rotos por los otros más
torpes; por los otros hombres de la edad que no ven y aplastan como
un elefante soberbio.)
(Las
grandes ideas, los grandes conocimientos ya están aquí y allá. No
se trata de tomar un atajo y usar los caminos allanados. Para ir
hacia adelante sólo hay que dejarse llevar. Entender a los maestros
es ver la propia radiografía.)
(Si
con los épicos reyes comenzamos
tal
vez abandonar desde / ya/ la ciudad condal
y
seguir la ruta invisible de las caravanas
y
darle una buena mordida a la carne de la imaginación.)
(La
confrontación de ideas es importante. Marco Fonz no le teme a
discutir, a ser influenciado por otros:)
(Si
sabes de lo que estoy hablando
retírate
un poco más
y
si no,
ven,
escuchemos
atentamente
lo
que nos tenemos que decir:)
(Pero
a pocas personas les gusta repetir las cosas; a él no. Se debería
entender: ya lo hicieron. Y no es un deber mejorarlo, hacerlo del
modo contrario tampoco. Hacer, poiésis. Hacerlo a nuestro modo ¿Pero
cuál modo es el nuestro, el individual? ¿”Yo es otro”, y
poner un nuevo espejo paralelo? ¡No! mejor vamos hacia todos lados;
también hacia dentro y no solamente a las rupturas y las
contraposiciones. Para ser un creador imaginativo tenemos que
engullir lo anterior. No romperlo ni tirarlo sino conocer, masticar
feroces para poder digerirlo y, claro, en algún momento habrá que
desechar.)
(El
noveno arcano no indica que la iluminación esté próxima, sino todo
lo contrario. La búsqueda del ermitaño está lejana y tiene que ver
el mundo para estar satisfecho. Lo que desea es su propio río y no
las alforjas de los otros viajantes. Porque hay quienes creen en la
originalidad pero lo original para ellos es ser lo primero. “Sin
venir de ninguna furia en particular/siembran
flores con la mirada”.
Y quieren engañar al lector con una mala asimilación de las
vanguardias: “Nada
pateo: no existes”.
Así nos dice el poema Hombres
de mi edad: (Pequeña biografía de hombres desconocidos).)
(Marco,
a diferencia, aprovecha las luciérnagas que ha devorado y a demás
es generoso y nos invita de su plato. En este libro se guía con
todos sus amuletos. Aunque llega a la médula, sabe que es carne y es
el río. Todo importa; ningún color está de más; no hay hologramas
que jueguen a morder los tímpanos ni los párpados. Si las imágenes
nos parecen herméticas será por llevar en las manos la arena de
países distintos. Pero, aún sin todas las lecturas pertinentes, el
mecanismo, el laberinto se disfruta. Lo aparentemente inconexo
funciona. Como las adivinaciones del buen tarotista, son pronósticos
tirados al inconsciente para llegar a pensar en infinitivo.)
(Si
es así
una fogata hay que hacer para seguir el ejemplo de las
luciérnagas eternas.
Un
hombre las cazaba y las metía en su boca
y era un hombre alumbrado y cruel
pero en su momento dio vida.)
(Mauro
Hernandez Fuantos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario