miércoles, 13 de abril de 2011

Texto de Adán Echeverría: Las cobardes marchas mexicanas

Si toda la humanidad, menos una persona, fuera de una misma opinión,
y esta persona fuera de opinión contraria, la humanidad sería tan injusta impidiendo que hablase,
como ella misma lo sería si teniendo poder bastante impidiera que hablara la humanidad.


John Stuart Mill

¿Qué es lo que queremos como sociedad? ¿Hacia dónde hemos de conducirnos? ¿Acaso todos juntos queremos marchar sobre una misma senda? Notorio es que estas preguntas jamás podrá responderse desde un gremio tal.
No es la sociedad lo importante en toda lucha. No lo es, y me lo repetiré hasta el cansancio. Me convenceré de ello y se lo gritaré al espejo, todos los días con sus noches. Jamás el ser humano podrá ponerse de acuerdo con el otro.
Podrán hacer pactos, intentar caminar juntos, pero, la historia no me dejará mentir, hasta aquellos que estaban siempre a tu lado, al dejarles el poder, sacan a la luz que bueno, el tío estaba un poco chocho ya, no tenemos que aplicar todo como él lo hacía. Lo que significa, que ni tu más ferviente admirador, tu más entrañable amigo tiene que tener las mismas ideas, los mismo objetivos.
Cada cabeza es un mundo, dicen por ahí, y estos millones de mundos que parasitamos la Tierra, trazaremos la ruta, mil y mil veces más, y jamás llegaremos a destino. Porque, ¿cuál diablos es el destino? Se habla de la Búsqueda de la Felicidad, como un derecho inalienable del ser humano. Pero mi felicidad seguro que no es la misma que la de Felipe Calderón, ni de Andrés Manuel, ni del Peña Nieto, ni siquiera la de Ebrad. No es la misma búsqueda que la de Leonel Messi, ni la misma de Lady Gaga, y seguro estoy que no es la misma de Elton John, ni la misma de Genaro García Luna, ni la de Ciro Gómez Leyva.
Para todo ello, estamos involucrados todos, en unos y otros Contratos Sociales, a veces sin querer, a veces a regaña dientes, pero ahí estamos, bajo un mundo de leyes que otros dispusieron, y hay de dos sopas: o juegas limpio o juegas sucio, porque no existe –manque digan lo contrario- no existe el Yo no quiero jugar.
¿Qué es jugar limpio? Es cometer el menor número de actos de corrupción (no cometerlos es una utopía, no jodan). ¿Qué es jugar sucio? Jugar sucio es cargar los dados a tu favor. ¿Quién carga los dados a su favor? Aquel que puede o tiene el poder. Aquel que lo desea. El peso de los dados lo establece el pesaje del oro, el pesaje de la plata, ese que conforma el imaginario que da valor a una moneda establecida por el Estado. Esas reservas de oro (dorado oro o el preciado oro negro) que permiten la existencia digamos de un Banco de México, encargado de la generación de monedas y billetes con efigies celebratorias, indicativas de algún valor para inbuirse en el mercado.
Trabajar, cobrar, pagar, obtener. Ese imaginario es el que todos jugamos. El que no paga impuestos juega también, porque ahí está el dinero (que intenta no depositar a la Secretaría de Hacienda), en cada compra que hace, en cada pago de colegiatura, pago de casa, pago de entrada al cine, pago del motel, aún en la piratería, el dinero sucio, es lavado a sorbitos, un trapito hoy, dos trapos mañana. Todos seguimos involucrados. Y esa es la gran metáfora.
Luego entonces toda protesta “pacifista” no tiene lugar. Es un absurdo. No cambia nada. ¿De dónde sacan el dinero de las camisas, de las banderas, de las pancartas, del plumón para redactar la pancarta? Bueno, habría de ver también dónde se compraron esos plumones, esas cartulinas, esas mantas. Ve a comprarte trescientas cartulinas y unos cincuenta plumones porque nos vamos a la marcha, que te den factura. Que cada quien lleve una veladora, que cada quien lleve un poema dentro de una botella. Ese altavoz no parará, quién pone el equipo de sonido. La gente no va desnuda y escribiendo con su sangre. No asiste a las marchas escribiendo con sus orinas, ni sus lágrimas ni sus excrementos. Lo único suyo, a saber, lo único que en verdad les pertenece. No. Tiene que comprar, tiene que adquirir hasta el material para la revuelta, para la protesta. Has patria, mata un diputado (hey, cuidado, yo no tengo armas). Sería muy innecesario, pero ¿cuánto le deja al país, en dineros, tanta marcha pacífica en México?
Han sido 20 estados de la república mexicana. Yo ya tengo mi camisa de: Yo sobreviví al sexenio de Calderón Las estoy preparando para venderlas el día después de las elecciones de 2012.
Es triste mirar y mirar a los que marchan. 10 mil personas por acá, 500 personas más ahí. 30 personas los más tímidos. Yo no salí a marchar. ¿No salir a marchar me hace menos compasivo, menos preocupado por la situación del país? ¿No poner en mi perfil mi logo de No Más Sangre me hace alguien que no tiene conciencia cívica, ni patrotismo? El patriotismo murió cagando, dicen por ahí.
Yo les digo, que no deberían quedarse solamente con las palabras ¡Estamos hasta la madre! (qué encabronado estaba Sicilia, hasta mienta madres y es poeta). Qué lectura queremos hacer. No me importan los estamos hasta la madre, me importa el eso es todo, marchemos y ya, prendamos veladores y listo, insultemos a los políticos Yo les grito Basta. Reflexionen: ¡Estamos hasta la madre! ¿Quiénes? ¿Quiénes estamos hasta la madre? ¿Todos los mexicanos? ¿Toda la sociedad? Yo les aseguro que no. Los partidócratas no lo están, a ellos les valió totalmente madre que marchan personas en 20 estados de la república. No les importa a los militantes partidistas del partido en el poder, y a los militantes partidistas que sí les importa, son los de la oposición, enseguida se suben al toro. Todo vuelve a convertirse en una lucha entre un partido y otro. Entre todos los partidos y el que está en el poder. Y si no fuera así, (yo creo en los seres pensantes y apartidistas) entonces la prensa se encargará de que lo parezca.
Muchos ciudadanos incluso están hasta la madre de las marchas. Muchos están hasta la madre de que anden haciendo sus performancitos ridículos, y tirándose al suelo con sus pañuelitos manchados en tinta roja. ¿Hasta ahí llega mi artisteada?
¿De qué otra cosa podríamos hablar? fue la exposición de Teresa Margolles en la Bienal de Arte de Venecia, ahí se demuestra el valor. Un joven es invitado a Los Pinos, y luego de recibir el Premio Nacional a la Juventud, le grita a Calderón: ¡Espurio!, ahí hubo valor. Una madre increpa a Felipe Calderón: Si hubieran matado a sus hijos, entonces seguro movería cielo y tierra para encontrar a los culpables. Ahí hubo valor.
Las marchas en México tienen un gran dejo de cobardía en este país. No se marcha para ir hasta un lugar en especial con un objetivo en particular. Y no se marcha así, porque seguimos prendidos a la teta de nuestra madre, la televisión abierta. Entonces mamá teve nos acusará con nuestros hermanos mexicanos de ser unos vándalos, de ser unos buscapleitos, de ser unos ignorantes: Atenco, APPO, Barzón, y el sin fin de etcéteras.
En 1994 el comunicado que salió de la Selva Lacandona decía algo como esto: Marcharemos hacia la ciudad de México a quitar al presidente de la república, el que se nos una será bienvenido, el que no se nos una, de ganar la guerra, será considerado traidor a la patria. Y eso mis señores, es tener valor.
Todos tenemos la libertad de expresarnos como se nos venga en gana. La cuestión es que: ¡A quién diablos le importa! Mientras cada uno de nosotros no se convenza de que no le importamos a la Partidocracia. De que solamente somos considerados Carne de Votación, mientras no entendamos que con nuestro voto o si nuestro voto, la partidocracia seguirá su juego electoral (el Teatro de la Democracia Mexicana), de entrega de poder entre ellos mismos, haciendo leyes y normas que los beneficien a ellos mismos, soltando de cuando en cuando, algo para el pueblo, migajas electorales.
Mientras no coincidamos con nosotros mismos, de antemano, en que no somos más que quienes les brindamos (vía el vivir en México) el dinero para sus gastos diarios (vía impuestos, tarifas, retenciones y demás), nunca podremos gritar verdaderamente un: ¡Estamos hasta la madre!
Nuestra madre está muy desvalorada. La chingamos y chingamos que da gusto. No nos importa ni a nosotros por más virgencitas morenas, por mas mamacitas que nos gusten, por más día de la madre que festejemos.
¡Estamos hasta la madre! Por qué los plurales mis señores. Yo estoy hasta la madre de las marchas sin sentido. Toda marcha debería ir e incendiar San Lázaro. Se les debería retener ahí adentro hasta que nos pidan perdón los hijos de la chingada (de nuevo la desvalorada madre mexicana). Deberían, como turba encabronada, atrapar a Genaro García Luna y quemarlo en el Zócalo de la Ciudad de México. Y entonces me dirán, tomándome de la cabeza: respira Adán, respira, no convoques a la violencia. El diálogo pata tín, el diálogo pata tán. Y toda la sarta de idioteces de siempre, de los políticamente correcto, esa mordaza de la modernidad.
No me inviten a sus marchas. Sigan divirtiéndose con sus poemas, y luego pregunten: ¿dónde será el after? Sigan recordando: yo conocí a mi esposo en el plantón de Reforma, juntos vimos que teníamos los mismos ideales. Yo daba talleres de guiñol, mientras él sacaba firmas para proteger a las ardillas que viven en el jardín de Viveros. Para eso dan las marchas en México, es otro ritual de los que buscan dónde saciar su fe de amistad, ya que no van a la iglesia (ese opio de la humanidad). Soy rojo muy rojo, pero claro que me casaré por la iglesia o en una misa maya, como Paulina. Soy rojo súper rojo, pero siempre en busca de la paz. Este es un movimiento pacífico dice hasta el cansancio Andrés Manuel, claro, por eso jamás consigue nada. ¿Y por eso le daré mi voto?
Al contrario, hace tiempo ya que decidí dejar de ser rehén de los políticos, demasiado tengo ya con vivir en México. Por eso no votaré. Haz tu propio análisis y ojalá llegues al mismo objetivo que yo, y puedas decirme, ah mira, Yo tampoco votaré.
Todos tenemos nuestras maneras, yo respeto sus marchas, ustedes respeten mi texto. No me inviten a sus marchas si no hay un objetivo claro de por medio. ¡Estamos hasta la madre! 20 estados de la república marchando, y Genaro García Luna anuncia siete años más de guerra en México. Felipe Calderón anuncia el Acuerdo México, para toda Centroamérica, los países se unen al mismo sistema mexicano de erradicar el narcotráfico, llevando a cabo la misma estrategia mexicana.
Estimados hermanos centroamericanos, cuiden a sus familias, llevamos 35 mil muertes en México, mas de cinco mil niños muertos; eso es más o menos lo que les espera, eso es más o menos lo que sus representantes, sus gobernantes vinieron a firmar. El permiso para que los EEUU meta las manos por el culo y hasta los intestinos en su política nacional. ¡Felicidades!
Ojalá que la lucha social que comenzó con estas marchas en 20 estados de la república mexicana, empuje al ejército de regreso a sus cuarteles, y pida la renuncia inmediata de Genaro García Luna. De no ser así, disfrutemos los performances, los nuevos poemas, la fotografía documental, y las capacidades de nuestros creadores. Será lo único rescatable, acaso.